Hola trinxaires, el domingo pasado salí con el abuelo por carretera. La verdad, es que está muy fuerte, irreconocible.
Eran las ocho en punto de la mañana, nublado, dos grados de temperatura, llovizneando agua nieve. A veces me preguntava: "¿quién me mandará o qué me impulsará a salir a estas horas y con este tiempo?"
Al principio era duro, pues al llanear costava entrar en calor, los pies y las manos los tenia helados -igual que Joan-, el abuelo. El calor no llegaba y fuimos a buscarlo; llegamos a las costas del Garraf y con ellas también las primeras rampas que sirvieron para irnos descongelando "gradualmente".
A partir de ahí, cogimos dirección Sant Pere de Ribes. El ritmo era bueno y Joan no cedía y los kilómetros iban cayendo y la fatiga iba aumentando. Y yo tenía hambre y la carretera no acababa nunca.. que suplicio Dios mio. Qué habré hecho yo para merecer esto!!
Canyelles, cerca de Vilafrnaca del Penedés fue el lugar de destino para el merecido reposo. Restaurant Can Manelet, el escogido. Situado en la misma carretera y al principio del pueblo, fue allí donde un Angel alado, de pelo rubio y esbelta figura nos devolvió a la vida con fuerza suficiente para seguir arrancando kilómetros al asfalto.
Los pueblos se iban sucediendo: Primero Vilafranca del Penedés, después Avinyonet del Penedés, luego Olesa de Bonesvalls..la carretera era como una serpiente larga, que se contorneaba haciéndose inacabable y el ritmo no daba tregua al descanso y las subidas se sucedían una tras otra.
Por fin Begues el principio de la bajada hasta llegar a Gavà. Estábamos salvados lo que quedaba hasta Sant Joan Despí era llano. Con un desnivel de casi 1000 metros, y a una media de 25 km./h. nos plantamos en Sant Joan.
Toda una satisfacción y un honor salir con el abuelo.
Joan Roca